En este triste tiempo en el que la música se encuentra ingresada, en estado grave y con pronóstico reservado, aparece esta dulce medicina llamada 'El Baile de Muertos', parida en los laboratorios Luis Yepes & Borja Costa, y que vuelve a permitirme utilizar innovación y calidad musical en una misma frase. No es ni un disco fácil de digerir ni el trabajo que esperas de un chaval de 18 años, no trata temas convencionales y aún menos convencionales son las texturas y estructuras de los temas que lo forman. Es algo que no me atrevo a catalogar. Muerte, sexo y misterio que nos llegan como una sacudida envuelta en sonido americano.
Pasemos a leer el prospecto de la pequeña droga
que tenemos entre manos.
La homónima ‘Baile de Muertos’ abre el
repertorio con una intro tenebrosa y oscura que nos da la bienvenida a una
fiesta en la que todos los invitados huelen a azufre y en la cual somos
partícipes de un recorrido inevitable hacia la muerte, que se acerca entre
campanas y clavos de un ataúd que, finalmente, queda cerrado.
No
me dejes ver el cuerpo
No
quiero verme cuando yo esté ahí
Tú
sólo empuja la caja hacia dentro
Tú
sólo ayúdame a sonreír.
Al final con tintes épicos de ‘Baile de
Muertos’ le sigue ‘Todos Ellos’, la canción más desenfadada del disco, que fue
lanzada como sencillo y que trata temas muy recurrentes con elegante sutileza.
¿Qué se esconde detrás de ese amable ritmo y esa pegadiza melodía?
Tienes
fuego adentro, no te dejas caer
Dices
que tienes miedo, tienes miedo a perder
Y
el miedo no se cura sin antes morder…
El legado del mismísimo Marc Bolan aparece en ‘Fantasmas’
donde Luis Yepes nos obsequia con su lado más glam que al ser hábilmente
mezclado con un toque rockabilly genera un resultado que, personalmente, me
apasiona. La letra en la onda de este joven poeta de las sombras.
Sales
por la puerta cada mañana
Con
tacón de aguja, clozaril, un par de rayas
Hoy
serás la estrella, caeremos sin decir nada…
Cambiamos de tercio con la llegada de la cuarta
pieza del álbum. ‘Caballero’ nos muestra una faceta distinta pero con el mismo
aura de misterio. El artista demuestra su buen hacer en temas acústicos donde
hacen acto de presencia influencias más apartadas del rock como puede ser la
del cantautor Nacho Vegas. Una maravilla.
Bebe
el silencio ahogado en el hielo
Y
crea un espejo en donde tú no estás delante.
El disco llega a su fin con ‘Calla’, un experimento
sonoro a modo de extra que complementa un disco rompedor y arriesgado pero al
mismo tiempo enormemente acertado y que permite situar a Luis Yepes, sin miedo
a la equivocación, como un exponente de gran importancia en el futuro del rock
patrio a medio y largo plazo.
Para terminar me gustaría expresar mis mejores
deseos a Low Whistle Records y felicitarles, una vez más, por su excelente trabajo.
No dejen de escuchar al señor Yepes, dará mucho (más) que hablar. Pero por
favor, si se hacen adictos tengan en cuenta los efectos secundarios.
Por
los vivos guardamos silencio.